"Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra Independencia, de nuestra integridad y de nuestro honor, es porque más no hemos podido" - JUAN MANUEL DE ROSAS

sábado, 4 de julio de 2009

Algunas Opiniones sobre el Restaurador...


Algunas opiniones sobre don Juan Manuel de Rosas

Gentileza de Julio Otaño

DON JUAN MANUEL DE ROSAS (1793-1877)


ROSAS, FRENTE A LAS PASIONES Por Félix Luna
Frente a la tesis antirrosista de los liberales y la tesis rosista de los nacionalistas, tenía que surgir una síntesis que afirmara lo positivo de uno y otro término. Ahora empezamos a ver a Rosas como un protagonista normal de nuestro pasado, como un gobernante que vivió tiempos duros, orilló grandes peligros con habilidad e imaginación y dejó cosas positivas para el país; Es que resulta muy difícil hacer un juicio global del Restaurador: ¿podemos juzgar a un hombre del pasado a través de criterios actuales? ¿podemos establecer el respeto que se tenía por la vida humana en esas décadas tremendas con nuestra sensibilidad de hoy? ¿Es posible entender el peligro de una disgregación nacional, hoy que tales peligros parecen impensables?. Hasta hace poco tiempo, juzgar a Rosas con benevolencia significaba, para determinados sectores liberales o marxistas aprobar el autoritarismo político, el menoscabo de la libertad, el desprecio por la vida y la dignidad del hombre. Del otro lado y contemporáneamente, enjuiciar a Rosas con severidad convertía automáticamente a quienes lo hicieran en "cipayos", "vendepatrias" y socios póstumos de aquellos argentinos que en su odio antirrosista se aliaron con los imperialismos extranjeros. En la Historia, como en la vida, nada se pierde. Rosas con su dureza, su astucia, su intransigente patriotismo, sirvió a la causa nacional. Sus adversarios, con todos los pecados y errores que se les puede achacar, aportaron algunas de las respuestas que el país exigía y que Rosas no supo darle. Entender esto significa excluir los extremismos de todo signo, para ofrecer al país las proposiciones mas positivas y trascendentes de todos los que han tenido que ver con su destino

ROSAS Y SU POLÍTICA INTEGRADORA Por Arturo Jauretche
Existe una maniobra de la historiografía oficial (liberal) que consiste en enfrentar a Rosas con sus seguidores del interior del país a mérito de un supuesto unitarismo disfrazado de rojo.. Rosas tenderá a frenar los efectos destructivos que para el interior tiene la competencia de la manufactura importada asegurando el mercado para el artesanado del interior, y sobre él la posibilidad del propio desarrollo industrial a medida que la técnica se incorpore y a eso corresponde la Ley De Aduanas. Y como no atribuye una misión providencial a los "Apóstoles del libre cambio" los ve como agentes de comercio. Así defenderá las rutas interiores y entre las primeras los ríos, llaves maestras de la época, porque es a la Nación que él dirige corresponde regular la exportación y la importación y no a las supuestas leyes económicas con que se enmascara la política imperial. La defensa de la soberanía, su resistencia a Francia e Inglaterra, así como sus relaciones con los países disgregados del tronco común tienden a unificar esa política del sistema americano, ya que no le es posible cubrir los desgarramientos producidos conscientes y deliberadamente por los unitarios que quisieron reducir el país a la pampa húmeda.

EL PLEBISCITO DE 1835: TIRANÍA O DICTADURA Por Manuel Gálvez
El plebiscito (consulta al pueblo) requerido por Rosas para asumir la SUMA DEL PODER ERA de carácter muy amplio. No sólo debería votar "la parte más sana y principal de la población"como en 1810 sino "todos y cada uno de los habitantes de la ciudad, de cualquier clase y condición que fuesen, expresen su voto`precisa y categóricamente sobre el particular" Así votaron todos los que quisieron un sufragio amplio, donde pudieron dar su opinión hasta los extranjeros domiciliados aquí, excluyéndose a la mujer, los esclavos, los niños y los extranjeros sin domicilio. Votó todo "hombre libre mayor de 20 años o menor emancipado" en un momento donde en ningún país del mundo existía una legislación así. El resultado fue aplastante: a favor de Rosas, 9720 votos. En contra 8. El 99% del electorado estuvo por la concesión de todo el poder. La Legislatura así lo ratificó. ¿Es esto una TIRANÍA? Como durante mucho tiempo se sostuvo: Los griegos, quienes crearon el término encuentran 3 elementos típicos de la tiranía: la ayuda del extranjero para subir al poder; la presión tributaria para oprimir a sus súbditos y atacar sus propiedades y finalmente la ganancia personal, el lucro, como última finalidad. No SE DAN NINGUNA DE ESTAS CARACTERÍSTICAS, NI APARECIERON EN EL EJERCICIO DEL PODER POR PARTE DEL NUEVO GOBERNADOR FEDERAL. Los romanos creadores del derecho público habían instituido la DICTADURA en caso de peligros internos o externos, asumiendo el "Dictador" todos los poderes, absolviéndosele de rendir cuentas al cabo de su gestión......

ROSAS, UN PERSONAJE INDEFENDIBLE Por B. González Arrili
Los rosistas buscan y rebuscan documentos que puedan servir para un intento de reivindicación. Los documentos no sirven para nada... Pero los papeles de Rosas no podrán jamás librarlo de los cargos concretos que le ha formulado la historia liberal:
Fue un mal hijo: Insultó a su madre, faltó el respeto a su padre, transformó y mutiló su apellido; Fue un mal padre: No dio importancia a su hijo varón y a su hija Manuela le amargó su juventud por puro egoísmo; Fue un mal patriota: No participó en las luchas de la independencia ni en la guerra con el Brasil; Fue un cobarde: Mandó a sus generales a luchar, fue un ladrón: ya lo demostraré en poco tiempo; fue un canalla; fue un farsante; Los unitarios hicieron la Unidad argentina; Como hombre fue despreciable y como mandatario un tirano execrable. Basta de documentos, la historia ya fue escrita y no debe ser revisada y muchos menos para reivindicar a un ser miserable como Juan Manuel de Rosas.

ROSAS Por Fermín Chávez
A mi juicio la humanización de la figura de Rosas, es algo más que el fruto de una tarea cultural tendiente a derretir el mito liberal. Quien no entienda que la primera batalla entre la patria rioplatense y las fuerzas coloniales se libra entre San Martín Y Rivadavia, no podrá entender nada de lo que sucede en el país a partir de 1815, hasta el clamoroso advenimiento de Rosas, al galope de los colorados del monte, que eran la tierra enardecida. El sable de San Martín se desenvainó contra Rivadavia antes que en San Lorenzo y su destino final no fue la mano de ningún prócer "educado", sino la del Jefe gaucho que afirmó la conciencia nacional en la Vuelta de Obligado. Cuando leo las páginas más recalcitrantes de la literatura antirrosista (como Echeverría y Sarmiento), termino pensando que no pudieron equivocarse tan feo dos grandes y queridos hombres de la patria: José de San Martín Y Tomás Guido, quienes no titubearon jamás en hacer suyas la causa y las banderas de la Confederación.

ROSAS, EL GOBERNANTE Y EL HOMBRE Por Luis Soler Cañas
Como hombre, Rosas pudo tener defectos y cometer errores. Desde luego hay mucha leyenda en todo esto. Pero como gobernante, examinando fríamente los hechos, cabe reconocer que ha sido una de las más grandes figuras de nuestra historia. Autor de la Unidad Nacional, defensor de la soberanía, propulsor de la independencia económica, celoso custodio del honor y el espíritu argentinos, servidor del orden, amigo de las masas proletarias, administrador honestísimo, guardián de la paz con los indios, asombra todo lo que en favor del país (no de Buenos Aires ni de una clase social) realizó en un tiempo de grandes pasiones civiles, apetitos imperialistas, bloqueos extranjeros y guerras y rapiñas contra la Confederación Argentina. Amenazado el país por los cuatro costados, Rosas se multiplicó y con la adhesión fervorosa de su pueblo hizo verdaderos milagros. Sin embargo, no debemos caer en el endiosamiento rosista, no lo deshumanicemos como se ha querido hacer y en parte se logró con San Martín, hombre y guerrero admirable, pero no un santo.

LA GRANDEZA DE ROSAS Por Julio Irazusta
La historiografía liberal juzga su personalidad por los bufones que tuvo, o por sus hábitos gauchescos, o por su literatura. Todos esos aspectos deben ser considerados en su historia. Pero específicamente nada tienen que ver con la política, donde se debe radicar el juicio de un estadista. Juzgar a Rosas por aquellos detalles de su vida es como juzgar a Luis IV por sus amantes, o a Isabel de Inglaterra por su promiscuidad o a Victoria por su germanismo sentimental o a Federico el Grande por sus versos franceses.La obra de Rosas es política y debe ser juzgada políticamente. Fue el primer organizador de la Nación. No la organizó por medio de un congreso constituyente, procedimiento que había fracasado reiteradamente en el país sino por el método tradicional que había presidido la formación de las grandes comunidades nacionales de Europa, como Francia y España y que presidiría los procesos unificadores de Italia y Alemania inmediatamente después de la caída de Rosas. Este método consistía en nuclear, alrededor del Estado provincial más vigoroso y privilegiado, las provincias pertenecientes a la región unida por lazos geográficos, raciales, históricos y políticos que la destinaban a ser una nación. La POLÍTICA INTERNACIONAL DE ROSAS, LO MÁS IMPORTANTE DE SU ACCIÓN ES DIFÍCIL DE RESUMIR. Sus objetivos eran unificar el país, pero no en sus actuales fronteras, sino en las del antiguo virreinato del río de la Plata, menos las partes a que el país había renunciado solemnemente, Hacer respetar la soberanía por todos los estados, pequeños o grandes, hasta usar la fuerza si era necesario para ello. Recibir liberalmente a la inmigración extranjera como convenía a un país escasamente poblado. Pero sustraerla de la influencia de sus países de origen y nacionalizarla automáticamente al cabo de tres años de residencia. Los otros aspectos de su gestión: el administrador probo re infatigable, el celoso vigilante del bienestar colectivo, el amigo del pueblo, configuran a un gran político. Pero indudablemente su aspecto superlativo es su acción internacional de 20 años, sin la cual no se podría concebir la existencia de la República Argentina en su actual contorno territorial y que lo presenta como a uno de los grandes estadistas de América. Para que esa grandeza se apreciara como es debido sólo faltó que la escuela diplomática fundada por él tuviera discípulos, mientras sus vencedores estaban empeñados en demoler su obra.

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