"Si más no hemos hecho en el sostén sagrado de nuestra Independencia, de nuestra integridad y de nuestro honor, es porque más no hemos podido" - JUAN MANUEL DE ROSAS

sábado, 29 de agosto de 2009

Juan Manuel de Rosas hoy... en palabras de "Pancho" Pestanha

JUAN MANUEL DE ROSAS Y LOS NUEVOS DESAFÍOS DEL REVISIONISMO*
Por: Francisco Pestanha




"El liberalismo como hábito de respetar el disentimiento de los otros ejercido en nuestra contra, es cosa que no cabe en la cabeza de un liberal argentino. El disidente, es enemigo; la disidencia de opinión, es guerra, hostilidad que autoriza la represión y la muerte" JUAN BAUTISTA ALBERDI (ESCRITOS POSTUMOS)


Antes de dar comienzo a esta conferencia, deseo agradecer muy especialmente a Alejandra García Martínez y a Mario Roberto Gagliano por la invitación dispensada, y al SUTERYH por su compromiso permanente con el Pensamiento Nacional.
Hablar de Don Juan Manuel de Rosas en un ámbito sindical es referirse a uno de los tantos argentinos cuyo pensar y obrar integran – afortunadamente - la magnífica tradición histórica que nutre al movimiento obrero Argentino. No obstante ello, debemos reconocer que su figura aún no ha sido receptada e incorporada en la dimensión que le corresponde, por los programas que nutren nuestras escuelas, academias y universidades.
En esta conferencia voy a abordar tres cuestiones. La primera, constituirá una breve referencia al revisionismo histórico, corriente historiográfica que como hemos visto en otras oportunidades, integró figuras de la talla de José María Rosa, Fermín Chávez y Ernesto Palacio (entre otros). Posteriormente enunciaré algunos aspectos significativos de la vida del Restaurador, para finalizar con una breve referencia respecto a los que a mi criterio, constituyen los nuevos desafíos revisionistas.
En realidad el Rosas que hoy conocemos resurgió a la luz de nuestro pasado gracias a la patriótica labor de una corriente historiográfica - el revisionismo histórico - que en los albores del siglo pasado asumió como misión la de exorcizar no solamente a Don Juan Manuel, sino también a cientos de protagonistas que habían sido obliterados por los “historiadores oficiales” como Juan Facundo Quiroga, el Chacho Peñaloza, Alejandro Heredia, Juan Felipe Ibarra o Felipe Varela (entre otros tantos). Aunque cueste creerlo, gran parte de estas figuras cuyo protagonismo político y cultural resultó esencial durante el siglo XIX, fueron menoscabadas por ciertos “relatores de la historia”, quienes empequeñecieron su protagonismo o lisa y llanamente redujeron su desempeño a cuestiones marginales.
Para entender cabalmente esta cuestión, bien vale citar aquí un párrafo de un compositor argentino que también es docente en este Instituto – Litto Nebbia – quien alguna vez escribió: “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”. Con la simpleza que lo caracteriza, Litto hizo referencia a un fenómeno que no solamente aconteció en nuestro país, sino que resulta corriente en toda comunidad humana: las grandes batallas no solamente condicionan el futuro, sino que además rescriben el pasado.
Así la confrontación de Caseros acontecida el 3 de febrero de 1852, no solo tuvo consecuencias para los años posteriores en el sentido que determino que los vencedores (una alianza constituida – entre otros factores - por el caudillo entrerriano Justo José de Urquiza y sus tropas, los unitarios, los “doctores porteños” y el inestimable apoyo del entonces Imperio Brasilero), se consolidaran en el poder y proyectaran un país - sino que además - presupuso la construcción de un relato histórico funcional a dicho proyecto de “dependencia consentida”, proyecto que entre otros componentes, fomentó el “re - poblamiento del país” a partir de una política de inmigración masiva.
Les propongo detenernos un segundo y analizar los siguientes datos; Entre 1869 y 1914 la pampa húmeda y la mesopotamia quintuplicaron su población de 870.960 habitantes en 1869 a 4.473.804 en 1914. Por su parte, la Ciudad donde hoy nos encontramos, creció 8 veces en igual período es decir pasó de 187.346 a 1.576.597 habitantes. Este crecimiento aluvional no fue casual. Dentro del proyecto de los vencedores de Caseros, se encontraba el de “poblar” la argentina con las “razas aptas para el desarrollo del capitalismo”. La consigna Alberdiana de “gobernar es poblar” presupuso una “apertura inmigratoria” que vino a alterar y a modificar el substrato humano y cultural de estas tierras. Cuando me refiero al termino re- poblar, lo hago en el sentido que le progenie en el poder no aspiró a una integración simbiótica entre el paisano y el inmigrante, sino muy por el contrario, a un proceso de substitución basado en una dicotomía sobre la cual haré referencia en unos instantes.
La inmigración inducida desde el mismo estado que provino esencialmente de Europa (aunque también llegaron a estas tierras hombres y mujeres procedentes de otros lares) requería - en opinión de la elite que asumió el poder - la confección de un relato histórico funcional a su propio pasado. Entonces allí no cabían personajes como los caudillos, ya que ellos, representaban social, cultural y políticamente la estirpe y la tradición ibero –americana o indo ibero americana que quería dejarse de lado. Ni siquiera los estereotipos de nuestros criollos resultaban funcionales, por cuanto hubo que “retocar” hasta los retratos - entre ellos -los del mismísimo San Martín o los del mulato Bernardino Rivadavia (en realidad de apellido González ya que el apellido Rivadavia es una adaptación del de su abuela materna).
No vamos analizar aquí el proyecto de la generación vencedora, ya que no constituye el objeto de esta conferencia. Pero quiero hacer hincapié que todo proyecto requiere, como enseña nuestro maestro Gustavo Cirigliano, de una población y de un relato histórico que obre como antecedente - y en este caso - la generación vencedora de Caseros, construyó o mas bien intentó construir uno haciendo tabla rasa con acontecimientos y protagonistas significativos y sustanciales de nuestra magnífica tradición iberoamericana.
La mayoría de ustedes recordará haber estudiado en la primaria o la secundaria a Domingo Faustino Sarmiento. Algunos quizás alcanzaron a leer su libro “Facundo o Civilización y Barbarie”. La dicotomía que plantea el sanjuanino en ese texto, representó, y esto ustedes lo entienden muy bien, una consigna eminentemente política. Había que justificar el repoblamiento de la Argentina en la composición esencialmente bárbara de nuestra comunidad de entonces - y en tanto - convertir en “bárbaro” al indio, al criollo, al caudillo, etc. para luego justificar su supresión física y cultural.
No había simbiosis posible entre el criollo y el inmigrante. La dicotomía así planteada fue entre el “indio, gaucho, poncho, instinto, interior, atraso” y “europeo, levita, razón, puerto, progreso”. A la vez, debía construirse un prototipo de el “hombre civilizado” que vendría a refundar (civilizar) estas tierras, “el Europeo”.
Como ya les relaté en otra oportunidad, si bien la intención primigenia, o mas bien el ideal de esta generación fue el de poblar el país con las razas “aptas” del norte de Europa, las condiciones económicas y jurídicas que la oligarquía estableció para “fomentar” la inmigración, determino que llegaran al país continentes significativos de pobladores humildes especialmente del Sur de Europa. Ese fue el famoso aluvión inmigratorio tal vez uno de los antecedentes de de ese señorial “aluvión zoológico y sudoroso” que colmo esta ciudad el 17 de octubre de 1945 “mostrando su tosca desnudez original” como decía Scalabrini. (RISAS)
Sarmiento representó como pocos esa tradición, esa “estirpe” liberal, que estuvo plenamente influida por el racionalismo iluminista - corriente filosófica que importada a libro cerrado por ciertos intelectuales locales - contribuyó con la transfiguración - entre tantos otros- de Juan Manuel de Rosas y a Facundo Quiroga. Allí esta el “Facundo” como fiel testimonio de esta política y de esa dicotomía (civilización o barbarie) que fue incorporada los textos escolares y académicos - y además - que se constituyó con el tiempo en la base del relato histórico oficial.
Voy a darles dos ejemplos que representan la forma en que se ha obrado con Rosas. Una de la tantas fuentes que los historiadores liberales utilizaron para desvirtuar el accionar del restaurador fue el libelo titulado “Tablas de Sangre” de José Rivera Indarte, un converso que publicó su libro cobrando a destajo (por muerto denunciado) para menoscabar a nivel internacional la figura de Rosa. Dicho texto obro de fuente para estos historiadores. Hoy se sabe que con el afán de percibir una gran suma de dinero, Indarte “inflo” considerablemente la cantidad de muertos.
Además puede hacerse mención a los argumentos del diputado Nicolás Albarellos para declarar a Rosas traidor a la Patria en 1857: “Si no decimos desde ahora que era un traidor, y enseñamos en la escuela a odiarlo, Rosas no será considerado por la Historia como un tirano, quizá lo sería como el más grande y glorioso de los argentinos” (Textual). Como bien enseña Mario Pacho O´Donnell, quien vale reconocerlo viene realizando en estos últimos tiempos significativos aportes históricos vinculados a la vida y obra del Restaurador, “Los historiadores liberales repudiaron a Rosas en parte por plantear un proyecto de país distinto al que deseaban. Condenado al infierno de esa versión que se convertiría en “la oficial” pasó a ser –sin miramientos– el maldito de nuestra historia. Y nos enseñaron a odiarlo” (Textual). Pacho esta en estos momentos presentando la reedición de un libro sobre Rosas donde se interroga ¿quién es Juan Manuel de Rosas en el marco de la historia argentina y la formación del Estado? ¿Por qué se soslaya sistemáticamente su defensa de la soberanía nacional frente a Francia e Inglaterra? ¿Por qué San Martín le legó en su testamento el sable que lo acompañó en la lucha por la independencia americana? ¿Por qué los sectores populares lo amaron hasta la idolatría? (textual)El revisionismo histórico que como sostuvimos, vino traer justicia, emergió paradójicamente del propio “riñón” de quien mayores esfuerzos realizó para socavar la figura de Rosas: Don Bartolomé Mitre. Ustedes seguramente alguna vez hayan pasado o conozcan por referencia a una estación de tren denominada “Adolfo Saldías” del Ferrocarril General Belgrano. Es la primera estación saliendo de Retiro en la que rara vez sube ni baja nadie. Adolfo Saldías, discípulo casi dilecto de Mitre en su afán por continuar la obra de su mentor, viajó en una oportunidad a Inglaterra mas precisamente Southampton y consiguió que Manuelita, hija del Restaurador, le permitiera acceder a los archivos de su padre. Rosas hombre prolijo y ordenado como pocos, y tal vez el único estadista que llegó rico mas bien riquísimo a la función publica y termino viviendo en una pobreza casi extrema, guardó celosamente toda la documentación correspondiente a su gestión de gobierno.
Saldías de esta forma, casi sin proponérselo, terminó realizando descubrimientos y aportes trascendentes para la historiografía argentina - y entre ellos - reveló, documentadamente circunstancias y acontecimientos celosamente guardados por Bartolomé Mitre y los historiadores liberales. Así, de la mano de un liberal, comenzó el Revisionismo. Pobre Saldías, sin querer se metió en un berenjenal insospechado (RISAS). Imagínense cuando le envió un primer ejemplar del texto “Historia de la Confederación” a Mitre; “pasó a mejor vida”, claro, simbólicamente hablando. Mitre le contesto indignadísimo en una carta que fue reproducida por el Diario La Nación (el periódico que, según Homero Manzí, Bartolomé Mitre fundó para resguardar sus espaldas ante la historia). No recuerdo bien, pero creo que fue en mes de octubre de 1887 que Mitre publicó en su Diario (refriéndose a Saldías) “Cree usted ser imparcial, no lo es, ni equitativo siquiera” (textual). Por que para Mitre no se podía juzgar a Rosas y a su época con independencia de los “nobles odios” que todo buen liberal debe conservar siempre a la “tiranía”. Mitre entendía que “al dejar de execrar al tirano, se lo llegaba a comprender” (textual).
Volvamos a Rosas; como a esta altura de las circunstancias resulta evidente que el tiempo asignado para esta conferencia me impide explayarme en forma mas acabada sobre la vida y la obra del Restaurador - y que además - ya lo hemos hecho en otras conferencias, voy a abordar a continuación algunos hitos de su vida - que anhelo - les resulten interesantes para luego concluir haciendo referencia a algunos de los nuevos desafíos del revisionismo.
Se sabe que Juan Manuel de Rosas nació el 30 de marzo de 1793 en el Solar que habitaba su abuelo materno - don Clemente López - situado en la calle que en ese entonces se denominaba Santa Lucia. Gracias a un interesante trabajo realizado por Fermín Chávez para el Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, el solar donde nació estaría ubicado en la actual calle Sarmiento (vaya que paradoja) entre San Martín y Florida. Como ven el hombre nació porteño de pura cepa (RISAS).
Según autores como Pedro de Angelis Don Juan Manuel a la edad de 13 años, peleo a lado de Liniers durante la primera invasión inglesa, hecho que no fue negado por ninguno de sus contemporáneos. El mismo Rosas reconoció tal participación cuando en 1869, en carta a su amiga a Josefa Gómez, reconoce haber estado destinado a un cañón para conducir cartuchos. Autores como Ibarguren, y Gálvez ratifican la presencia de Rosas durante la confrontación.
Una de las críticas mas furibundas que se realizan hacia el Restaurador es la del supuesto oscurantismo que se vivió durante su época. No obstante ello las investigaciones revisionistas dan cuenta por ejemplo, que entre 1830 y 1852 se graduaron en la universidad 223 profesores en medicina, mientras que en el período 1853-1875, fueron solo 140.
En general desde el antirrrosismo se vincula al Restaurador con el mundo bárbaro de los Iletrados. Sin embargo, entre los libros inventariados después de la batalla de Caseros, figuran obras clásicas como las de Horacio, Virgilio y Quevedo. Además, de su correspondencia en el exilio y de los textos de su libreta personal, surge la lectura - entre otros - de autores como Cicerón, Tácito y Salustio. Por su parte el poeta Ventura de la Vega que visitó a Rosas en su exilio el 21 de Julio de 1853 sostuvo: “decían que solo tenía talento natural y que era poco culto, no es cierto. Es un hombre instruidísimo, y me lo probó con las citas que hacia en su conversación; conoce bien nuestra literatura, y sabe de memoria muchos de los clásicos de los poetas españoles” (textual). Además de las “Instrucciones para los mayordomos de estancia” recuerden que Rosas escribió una gramática de la lengua Pampa”.
Como todos sabemos el Libertador General San Martín le legó su sable a Rosas, hecho que sin dudas para un militar de la época, implicaba designarlo como su sucesor: “Como prueba de la satisfacción que como Argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la patria contra la injusta pretensión de los extranjeros que trataban de humillarla” (textual). Aunque algunos historiadores antirrosistas pretenden atribuir ese legado al estado senil del Libertador, los revisionistas han acreditado fehacientemente que dicha actitud fue perfectamente consciente y deliberada.
Respecto a la cuestión constitucional, es decir a la negativa de Rosas a dictar una Constitución, bien cabe recordar aquí los razonabilísimos argumentos dados por Rosas en la Carta a Facundo Quiroga desde la Hacienda de Figueroa “Nadie pues mas que Usted y yo puede estar mas persuadido de la necesidad de una Constitución Nacional, la organización de un gobierno federal y que es el único medio de darle ser y respetabilidad a nuestra República (…) Pero ¿quien para formar un todo ordenado y compacto no arregla y solicita, primeramente, para una forma regular y permanente, las partes que deben componerlo? (textual).
Una de las cuestiones más interesantes de la vida de Rosas fue el de sus relaciones con los indios. Recordemos que durante su niñez el había estado muy vinculado con ellos. Mas allá del valioso rescate que significa la gramática de la lengua Pampa, les recomiendo un libro recientemente publicado por el profesor Sulé, actual Presidente del Instituto Rosas, titulado “Rosas y sus relaciones con los indios”. Allí se demuestra palmariamente que dentro en el proyecto de Rosas se encontraba una idea de “pacto e integración” de las culturas prehispánicas, totalmente antagónico al modelo que impuso la generación del 80 que fue el del exterminio (fundado en modelo norteamericano).
Cabe aquí citar algunas de las afirmaciones de Sulé. “Hacia 1829 cuando Rosas llegó al poder, existían tres centros de vacunación en Buenos Aires, la Casa Central, la Casa Auxiliar del Norte y la Casa Auxiliar del Sur, dirigidas por el licenciado médico Justo García Valdés que desempeño con celo sus funciones hasta su fallecimiento en el año 1844, siendo reemplazado por el Dr. Saturnino Pineda(…)Durante su gobierno se incrementó el suministro de la vacuna, llegando el servicio a los pueblos de la campaña bonaerense en la que los médicos de la policía también se ocuparon de aplicarla(…) No sabemos con precisión a partir de que fecha se inició la inoculación de la vacuna entre los distintos grupos indígenas. Si sabemos por el diario "El Lucero" del 4 de enero de 1832 que Rosas recibió una distinción de la Sociedad Real Jenneriana de Londres, institución oficial que tuvo entre sus objetivos, la divulgación y propagación de la vacuna antivariólica, el cultivar la memoria del sabio médico Eduardo Jenner que detectó por primera vez el antídoto, como así también al distinguir quienes la promovían. Como lo consignamos en un capítulo anterior dicha institución científica puso en conocimiento del gobierno de la Confederación Argentina que su gobernador don Juan Manuel de Rosas había sido designado "miembro honorario" de esa sociedad: "...en obsequio de los grandes servicios que ha rendido a la causa de la humanidad, introduciendo en el mejor éxito de la vacuna entre los indígenas del país...". Si la información de esta distinción llegó al Río de la Plata en enero de 1832 es dable suponer que hacia 1831 o antes de la introducción de la vacuna en los medios indígenas ya era una práctica generalizada y un hecho conocido” (textual)
No quiero olvidarme de mencionar por ultimo resaltar la magnitud de la Batalla de la Vuelta de Obligado. Aún recuerdo en mis épocas de alumno secundario la escasa importancia que se atribuía a esa gesta. Sin embargo, dicha batalla resulta una de las más importantes y significativas de la Época, ya que tuvimos que enfrentarnos a las dos grandes potencias de esos tiempos: Francia y Gran Bretaña, y obtuvimos una trascendente victoria. Aunque en realidad, debemos recordar que el triunfo definitivo fue posterior a dicha batalla.
Parece que el tiempo es tirano no solo en la televisión (RISAS). Sin embargo, antes de concluir, quisiera reflexionar sobre alguno de los desafíos revisionistas.
Si bien el Revisionismo histórico ha logrado acreditar ante la historia la figura de Rosas, como vimos, su labor no culmino allí y se extendió hacia el rescate de otros protagonistas, acontecimientos y componentes esenciales de nuestro pasado que habían suido ocultados y desvirtuados por la historiografía de cuño liberal, entre ellos, la tradición hispánica, uno de los pilares esenciales de nuestra identidad nacional. De esta cuestión ya hemos hablado en alguna que otra conferencia, pero es necesario resaltar que dicha tradición es “uno” de los componentes de nuestra cultura.
Y señalo expresamente eso por que aún en ciertos cenáculos se practica un tipo de revisionismo de cuño tradicionalista que anhela la “restauración” de lo que fue. Ya Jauretche en su época había criticado esta postura ya que nuestra nación, mestiza como el resto de las iberoamericanas, resulta un fenómeno dinámico que emerge permanentemente. Iberoamerica implica algo más que la simple herencia hispánica. Esto ya lo analizamos en aquel encuentro donde estudiamos a Vasconcelos y Raúl Scalabrini Ortiz y su idea de nación multigena ¿se acuerdan?
En ese sentido debemos ser plenamente concientes que si bien el revisionismo ha triunfado, ya que su labor ha determinado que cada año que transcurre las nuevas generaciones van cambiado de posición respecto a Rosas y los Caudillos, y además, que tarde y temprano su protagonismo se consolidará en los ámbitos educativos guste o no guste - en los albores de este siglo - un nuevo desafío revisionista se nos presenta: el de la incorporación al relato histórico de los Argentinos de los componentes sociológicos, políticos, históricos y culturales de nuestra herencia prehispánica.
Recordemos ahora esta premisa de nuestro maestro Gustavo Cirigliano: “toda la historia es nuestra historia” aunque a veces queramos quedarnos un una sola parte de ella”, Somos el conquistador y el indio, el godo y el patriota, la pampa privilegiada y el interior relegado, el inmigrante esperanzado y el gaucho condenado. Somos los dos, no uno de ellos solamente. Si nos quedamos con uno de los dos, siempre llevaremos a cuestas un cabo suelto sin anudar, siempre cargaremos un asunto inconcluso que no lograremos cerrar, siempre habrá un pedazo de nosotros que no lograremos integrar. Y todo aquello que uno no contacta ni incorpora y, por tanto, no cierra, eso no desaparece, continúa llamando, sigue siendo un mensaje en espera de ser recibido, reclamando, ser escuchado” (textual). Es en el sentido descripto que tenemos que orientar la recuperación de nuestras culturas prehispánicas milenarias, es decir con aspiraciones de integración.
Ustedes han sido partícipes y vanguardia de este proceso. Si bien el libro “Proyecto Umbral” que han financiado conjuntamente el SUTERH el SADOP en manera alguna constituye un texto encuadrado en el revisionismo histórico, desde allí planteamos a modo de provocación un marco para la resignificación de nuestra historia integral a través del principio “contactar e integrar, advirtiendo sobre los nuevos desafíos que presupone la extensión de nuestro relato histórico hacia los recovecos milenarios de indo - América.
Nuevos estudios están demostrando que una considerable porción de la población argentina (mas del 35 por ciento) desciende directamente o indirectamente de los primeros pobladores. Muchos argentinos inclusive ignoran ese dato. En el Umbral hemos publicado – ex profeso - un trabajo de Francisco Carnesse, Titular del Departamento de Antropología Genética de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires cuyos resultados son altamente significativos. Además, recientes migraciones (como aquellas de fines del siglo XIX y principios del XX), han incorporado definitivamente a nuestra comunidad nacional considerables continentes poblacionales de países hermanos cuyos hijos y nietos seguramente echarán raíces aquí.
Esta realidad obligara al revisionismo a extender sus redes y a profundizar sus investigaciones, siguiendo - entre otros - al mismísimo Rosas, quien en su carácter de gran estadista, siguiendo principios humanistas, y a través de políticas concretas como las que se enunciaron, obró conciente de la importancia que en el futuro americano cobrarían las culturas milenarias.
Terminemos de una vez por todas con esa Zoncera que sostiene que los Argentinos “solo vinimos de los barcos” esta afirmación es totalmente incorrecta. Pero si aún se insiste con esa sandez, incluyamos también “los otros barcos” es decir aquellas precarias embarcaciones con las cuales hace miles de años algunos nuestros antepasados cruzaron el estrecho de Bering, y ahhh ¡¡¡!!! las canoas Guaraníes también como bien dice el compañero que seguro debe ser misionero no? (RISAS).
Como sostuvimos alguna vez: “La magna tarea emprendida durante el siglo pasado por el revisionismo histórico se encuentra hoy inconclusa, y el desafío de las nuevas camadas de revisionistas es el de incorporar definitivamente en nuestro relato histórico aquellos sucesos y protagonistas que han sido arbitrariamente desconocidos y suprimidos por la historiografía oficial. En tal sentido la figura de Juan Manuel de Rosas emerge del pasado hoy, no como aquel exponente de un cesarismo vernáculo, sino como el emergente de un mayoritario sustrato plenamente argentino que - en ciertos períodos- ha logrado imponerse el poder” (textual)
Esperemos que Don Juan Manuel nos ilumine en este nuevo desafío para de esta forma construir un futuro sustentado en una tradición y una historia que, como señalamos en alguna oportunidad, debe ser objeto de orgullo, como aquel que aflora de la dignidad de Vuelta de Obligado.
Muchas gracias a todos.


*(Desgrabación de una conferencia dictada por el Dr. Francisco José Pestanha en el marco del Programa de Capacitación para delegados del SUTERYH – Agosto 2009)

Reportaje al Maestro José María Rosa

Este reportaje fue realizado por la Prof. María Sáenz Quesada al Maestro José María Rosa en 1971. El Tema central es Bartolomé Mitre:

Gentileza del Prof. Julio Otaño


"Cuando empieza a actuar en el año 52 en Buenos Aires, lo va a seguir esa juventud que ha si­do rosista y que se entusiasma­rá con Mitre". Se pregunta Ro­sa, ¿qué nacionalidad tiene Mi­tre? Ha nacido en Buenos Aires, sin duda, pero es hijo de padres montevideanos, venidos a raíz de la invasión y él se siente uruguayo hasta el año 52.
"En todas las cartas que yo co­nozco de Mitre, él habla de "mi Patria" como la República Oriental, hasta Caseros. Más: en cierto momento integra el Go­bierno del Uruguay —cosa que parece nos hemos olvidado—, pues durante el Sitio de Monte­video, en el 45, forma parte de la Asamblea de Notables, que se compone de uruguayos. Y además, defiende Martín García cuando el tratado de Mackau entrega la isla a la Argentina —que habían tomado los fran­ceses y luego transferido a los montevideanos porque los ingle­ses no querían que hubiera con­quistas territoriales—, oportuni­dad en que Mitre escribe unos versos que "La Nación" olvida, donde dice:
"El pabellón de Austerlitz lucía en Martín Gar­cía /
y a su lado relucía del Oriente el pabellón, /
y hoy por el suelo se ven, porque el in­mundo tirano /
los arrancó con su mano ¡gracias, Sr. de Mackau!".
Nosotros tenemos la desgra­cia de que nuestros dos Presi­dentes próceres, uno, Sarmiento, dice que la Patagonia y el Es­trecho de Magallanes son chile­nos; y el otro, Mitre, dice que Martín García es uruguayo".
A juicio de Rosa el único apor­te de Mitre a la Argentina ac­tual es el diario La Nación. "No veo otra cosa". Y agrega: "Mitre para. mí constituye un enigma. «Uno lo analiza como militar y como político y encuentra un hombre que no tiene visión, que no tiene ningún alcance Como militar es algo peor que un mal militar, es un desastre, i Es el único oficial que perdió hasta un desfile! el famoso desfile en la calle Florida que dispuso en "orden oblicuo" y nadie enten­dió nada... Cuando quiso utili­zar el mismo "orden" en la ba­talla de Cepeda salió derrota­do. Porque Mitre es el hombre teórico, de libros, que no ve la realidad. Todas sus campañas son objetables. En la batalla de Pavón donde no diré que triun­fa, es la única en que se cree derrotado y se retira...
Y sin embargo lo apoya una cantidad de gente muy capaz y tiene, si no una popularidad mayoritaria en Buenos Aires, al menos un grupo de cierto valor que cree en Mitre —universitarios, intelectuales— cosa que no me la explico. A no ser que el medio intelectual argentino en el año 80 fuera muy bajo; única explicación posible".
¿Tenía Mitre condiciones es­peciales de caudillo?
"No, responde categóricamen­te Rosa. No se le puede llamar caudillo porque no es un hom­bre de pueblo. La condición que tiene Mitre es un gran optimis­mo; es optimista siempre. Y ade­más es un hombre honesto, aunque en aquella época, (agre­ga nostálgico nuestro entrevista­do) la norma era la honradez. Ese aspecto romántico a lo garibaldino que tenía, lo hacía un poco el ídolo de la juventud, que se dejaba arrastrar algo por el chambergo y la melena, como en el caso de Alfredo Palacios".
"No le veo condiciones porque Mitre es un eterno engañado en política. Lo engañan en la Con­ciliación del 77, lo engañan en la revolución del 80, lo engañan en el 91 cuando el pacto con Ro­ca. Carece pues de viveza políti­ca. Pero debe haber tenido algún carisma ya que hay gente arras­trada por él. Con el tiempo, Mi­tre se convierte en el patriarca de la calle San Martín. Es un hombre respetado sin enemigos a la puerta; se lo llama «Don Bartolo»"...
—¿Ese carisma sería el opti­mismo?
—-sí, la honestidad, el opti­mismo, la vida austera; pero por sobre todo el optimismo: en sus derrotas, Mitre siempre cree que ha triunfado. Únicamente pier­de su optimismo en Pavón, que es la única batalla que gana. Después de Cepeda (1859) sale gritando victoria y manda tocar el himno y aunque está derrota­do consigue hacer algunos pri­sioneros urquicistas que al oírlo en la noche se van a su campa­mento convencidos de que es el campamento de Urquiza.
¿Qué le parece Mitre como historiador?
—En verdad, es el único valor que le reconozco. Es el primero entre nosotros que trae el méto­do histórico, o sea la historia ceñida a documentos, ceñida a la verdad. Especialmente en su libro sobre Belgrano y la inde­pendencia argentina en que es­tudia la época de la emancipa­ción con bastante base docu­mental. Mitre perfecciona pro­gresivamente su método: la primera y la segunda edición de Belgrano son antologías escola­res, no hay documentos; pero tal vez porque lo atacaron —entre ellos Vélez Sársfield— preparó ese repertorio impresionante que después fue el Archivo Mitre. Sin embargo le faltan las condiciones esenciales del historiador, es decir, saber distinguir lo im­portante de lo que no es impor­tante, cosa que le criticaron mucho. Al proceso argentino no lo ve a pesar de tenerlo docu­mentado. Y sobre esto contaría algo muy importante. Mitre fue el iniciador del revisionismo histórico.
—¿Mitre?, exclamamos con asombro.
—Mitre, afirma Rosa. No por que él fuera "revisionista", sino porque el revisionismo histórico es la historia documentada, in­terpretada con sentido argenti­no. Uno de los discípulos de Mi­tre, gran admirador suyo, Adol­fo Saldías, le sugiere continuar la historia argentina que termi­naba en el año 20 con la muerte de Belgrano. El nuevo libro se iba a llamar "Historia de Rosas y la tiranía argentina". Como Mitre, muy ocupado con los prolegómenos de la revolución del 80 no podía realizar la obra, le encarga a Saldías que le es­criba en base de documentos. El joven investigador va a las fuentes y encuentra lo que era Ro­sas. Termina su libro y lo envía a Mitre diciendo, según supone­mos: "Fíjese qué equivocación hemos hecho con Rosas, resulta que Rosas es tan grande como usted". Mitre indignado le con­testaba: "¡Cuidado! El método histórico está muy bien, pero no tanto, porque cuando se estudia una tiranía no hay que olvidar los nobles odios"... Ya no es historiador, ya es el político...
—¿A qué se debe esa postura?
—No la atribuyo a mala fe, sino a que Mitre no sabe dife­renciar entre historiador y político Y como político es un his­toriador, como historiador es un político, como militar es un poe­ta, como poeta es un militar; es una mezcla de muchas cosas...
—¿Hay responsabilidad de Mi­tre en los orígenes de la guerra del Paraguay?
—La responsabilidad absoluta de su comienzo la tiene Mitre y la conducción fue desastrosa. Nos lleva y nos arrastra a la guerra por palabras, nada más. Es un orador, un hombre de fra­ses, que se embriaga con ellas. No le gusta el Paraguay porque es una dictadura; en cambio Brasil es una democracia coro­nada... Algunos años después de empezada la guerra, en 1869, hay una famosa polémica entre Juan Carlos Gómez, uruguayo, y Mitre sobre como se inició. Ahí se ve que ninguno de los dos lo sabe. A don Bartolo lo envolvie­ron políticos de mucha más capacidad que la suya, como era Silva Paranhos —después viz­conde de Río Branco— y mi to­cayo Octaviano de Almeida Rosa, dos grandes diplomáticos. Mitre en cambio es un tonto de una tontería tremenda. Después de la guerra, Brasil saca todo el pro­vecho posible y se constituye en defensor del Paraguay, de lo que resta de ese país, por supuesto con el tácito visto bueno de In­glaterra a la que no interesa el Paraguay destruido. Brasil hace su tratado por separado apar­tándose del de la Triple Alianza y entonces sí casi vamos a una guerra, para la cual no estába­mos en condiciones. Mitre es en­viado por el presidente Sarmien­to a Río de Janeiro en el año 72 para solucionar el problema. Allí sufre un verdadero "Curupaytí diplomático". Esa corres­pondencia de Mitre desde Río de Janeiro demuestra que es completamente ingenuo: está discutiendo con uno de los hom­bres más capaces del Brasil, Jo­sé Antonio Pimenta Bueno, mar­qués de San Vicente, y en sus cartas se ve que Mitre no hace más que "tiradas" en el terreno oratorio para que se lo aplauda.
—¿Qué le parece la actuación de Mitre en el interior del país?
—Su manera de hacer la unión nacional en el 61 después de Pavón me parece nefasta, por­que esa unión no se forma por la unión de todas las provincias con Buenos Aires sino mediante el apoderamiento del interior, claro que con la complicidad de Urquiza que está entregando el partido federal —él se queda en Entre Ríos—. Entonces va el ejército de línea y masacra; la idea de acabar con los criollos, los criollos producían caudillos, y viene esa guerra tremenda que es la página más negra de la historia argentina: la ocupación del interior que provocará el levantamiento del Chacho. Todas esas guerras causan hasta 50.000 muertos. Y ¡fíjese qué curiosa es la historia! Mitre pasa por un hombre bondadoso y es bonda­doso, no me cabe la menor duda.
—¿Podía hacerse la unión nacional de otra forma?
—Sí, como se había hecho en el 59, Mitre pudo haber seguido la unión del 59, no haber llegado a aporteñar todo el interior. Cla­ro que allí estaba Urquiza y yo no estoy muy de acuerdo con el Pacto de San José de Plores porque Urquiza debió dejar que el partido Federal tomara el go­bierno de Buenos Aires donde era mayoría. El mantuvo a los liberales temiendo que viniera un gobernador federal que le hiciera sombra.
La presidencia de Mitre es otro desastre. Después de ella, en la presidencia de Sarmiento, hace la revolución del 74 cuya conducción militar es una cala­midad: es la única revolución de toda la historia del ejército que la pierde el ejército frente a milicias. ¡Y esto le ocurre a Mitre! Porque él se levantó con casi todo el ejército, que era mitrista salvo algunas divisio­nes que quedaron a la expecta­tiva como siempre pasa y des­pués de la derrota de La Verde se pliegan al gobierno.
—¿Qué piensa de la conduc­ción económica de Mitre?
—Nunca entendió de economía según él mismo lo dice.
Casi nos parece innecesario formular al doctor Rosa la últi­ma pregunta del cuestionario : ¿Merece Mitre la jerarquía que tiene entre nuestros proceres?
Desgraciadamente, afirma Rosa, es prócer, pero el antiprócer, el hombre que nos ha hecho muchísimo mal porque su actuación, sin querer ser volun­tariamente antiargentina, perjudicó al país. Hasta último mo­mento, cuando los Pactos de Mayo con Chile en 1902, de­muestra ser un europeizante. Es cierto que estaba muy viejo y no tenía la cabeza bien, pero todo su entourage —La Nación, Emilio Mitre— están con una política que va a ser aplaudida por Roca y Pellegrini: quieren una política de paz que signifi­caba para la Argentina abando­nar a Bolivia y al Perú acaban­do así la política americana. En cambio La Prensa, con Estanis­lao Zeballos, Roque Sáenz Peña e Indalecio Gómez y muchos más pedían una posición más firme. Desde entonces nuestro país miró definitivamente ha­cía Europa sin importarle los asuntos americanos.
Yo creo que Mitre no muere por el apoyo del diario La Na­ción. Pero en realidad no nos ha dejado nada ¿Qué herencia hay de Mitre? No creo que sea una figura para recordar sino como una personalidad menor.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Actividades del Mes de Agosto (2° Parte)

Presentación del libro: "Juan Manuel de Rosas: El maldito de la historia oficial" de Pacho O´Donnell



Presentación del libro: Juan Manuel de Rosas: El maldito de la historia oficial de Pacho O´Donnell, publicado por Grupo Editorial Norma, que se realizará el miércoles 26 de agosto a las 19.30 hs. en el Teatro "Andamio 90", Paraná 660, Buenos Aires.


No es necesario confirmar asistencia.


"Fiesta Federal" con el siguiente programa:

1) Breves palabras sobre el libro de la historiadora Araceli Bellota.

2) Lectura de un verso federal de época a cargo del actor Juan Palomino.

3) Danzas federales ("Expedición al desierto"-huella- y "La Federación, Santa Causa"-escondido-) a cargo del grupo "Santos Amores".

4) "La Vuelta de Obligado"-triunfo- y "El cardal"- escondido-, canción a cargo de Jorge Suligoy.

5) Fragmento de la obra teatral "El sable" de Pacho O´Donnell, a cargo del actor Lito Cruz.

6) Lectura de un verso federal de 1839 a cargo de la actriz María Fiorentino.

7) "Facundo y El Moro" y "Rosas y Encarnación" del CD "Pasiones en la historia argentina" interpretado por Antonio Tarragó Ros y Pacho O´Donnell, sus autores.

La Fiesta contará con una guardia de "Colorados del Monte" con vestimenta y banderas de época.

La coordinación de la Fiesta estará a cargo del director teatral Daniel Marcove.

Homenaje a Manuelita Rosas

Manuelita Rosas
por el Prof. Julio R. Otaño




Nació en Buenos Aires el 24 de mayo de 1817 hija de Juan Manuel de Rosas y Encarnación Ezcurra y fue bautizada con los nombres de Manuela Robustiana, ese mismo día, por el doctor José María Terrero. Se educó en la ciudad, en la calle de la Biblioteca (hoy Moreno y Bolívar) pero iba con frecuencia a las estancias de su padre del Pino (o San Martín) y Los Cerrillos. Manuela jugabá con sus primas, vigilada por negras fieles e indias mansas, que era el personal domestico de las familias porteñas. Además se rodeo de amigas que le fueron fieles toda su vida
La «princesa de las pampas» Manuela tenía apenas 18 años, cuando su padre subió al poder por segunda vez. Y desde entonces vivió en compañía suya, hora por hora; cosa que jamás le había acontecido antes de esa época, en que la vida de Rosas cambia completamente en su modo de ser doméstico.
Al fallecer Encarnación, la madre, Manuelita pasó a desempeñar funciones de anfitriona y colaboradora del padre, aunque su papel político fue diferente al cumplido por su madre. «Tampoco es cierto que yo tomase parte alguna oficialmente de asuntos públicos o políticos durante la Administración de mi querido padre, cuando creo, que hice cuanto me fue dado para desempeñarme en los actos privados y sociales con la dignidad que correspondía a nuestra posición.»
Pór su simpatía y bondad conquistó la adhesión de cuantos la trataban y conoció la adulación y el halago interesado. El escenario natural de la vida pública de Manuelita fue Palermo. En esa mansión levantada por el Restaurador sobre terrenos pantanosos y que el convirtió en jardines tuvo Manuelita el marco para sus deberes socialS.
Un enemigo político de su padre el escritor José Mármol la describe así: “el nombre dç Manuela Rosas es ya una propiedad de la historia. Manuela oye a todos; recibe a todos con afabilidad y dulzura. El plebeyo encuentra en ella bondad en las palabras y en el rostro. El hombre de clase halla cortesía, educación y talento. Manuela no es una mujer bella, propiamente hablando; pero su fisonomía es agradable y simpática, con ese sello indefinible, pero elocuente, que estampa sobre el rostro la inteligencia, cuando sus facultades están en acción continua. Su frente no tiene nada de notable, pero la raíz de su cabello castaño oscuro, borda perfectamente en ella, esa curva fina, constante, y bien marcada, que comúnmente distingue a las personas de buena raza y de espíritu. Sus ojos, algo más oscuros que su cabello, son pequeños, límpidos, y constantemente inquietos. Se fija apenas en los objetos, pero se fija con fuerza. Y sus ojos, como su cabeza, parece que estuvieran siempre movidos por el movimiento de sus ideas. El color de su tez es pálido, y muy a menudo con ese
tinte enfermizo de los temperamentos nerviosos. Agregad a esto un figura esbelta; una cintura leve, flexible, y con todos esos movimientos llenos de gracia y voluptuosidad que son peculiares a las hijas del Plata, y tendréis una idea aproximada de Manuela Rosas, hoy a los 33 años de su vida; edad en que una mujer es dos veces mujer”.
José Maria Roxas y Patrón consideraba la idea de consolidar el régimen federal convirtiéndolo en monarquía hereditaria y nombrándola a Manuelita como “Princesa Federal” y legítima heredera. Este proyecto votado unánimemente en la legislatura fue rechazado por el Restaurador.
El óleo de Prilidiano Pueyrredón (y que se conserva en el museo de Bellas Artes) que la retrata de cuerpo entero fue pintado en la segunda mitad de 1851, y le fue obsequiado por un grupo de ciudadanos federales que la agasajaron con un baile.
Ese mismo año fue el de la gloria de Manuelita; gracias a los extranjeros y a la política internacional de Don Juan Manuel los periódicos europeos hablaban de la joven porteña.
Luego de Caseros, Manuelita acompañó a su padre en el destierro y a pocos meses de su llegada a Inglaterra, el 23 de octubre de 1852, contrajo matrimonio con su novio Máximo Terrero, hijo de Juan Nepomuceno Terrero, amigo de Juan Manuel de Rosas. Del matrimonio nacieron dos hijos varones: Manuel Máximo Nepomuceno, nacido el 20 de mayo de 1856, y Rodrigo Tomás, que vino al mundo el 22 de setiembre de 1858. Vivieron en Hampstead, Londres. Ya Señora de Terrero y alejada de la escena pública ocupaba su atención, la contabilidad familiar, el pago de las cuentas, los trámites bancarios y los reclamos por la confiscación totalmente ilegal y arbitraria de su herencia, fueron algunos asuntos claves para ella.
Manuela sentía la responsabilidad de reivindicar la figura paterna, de combatir la historia falaz y arbitraria de los profetas del odio y de que las nuevas generaciones conozcan la verdadera Historia del Restaurador y de la “Confederación Argentina”. Comienza así una nutrida correspondencia con Don Antonino Reyes el leal ex edecán de su padre.
Fue su confidente preferido - ella misma lo llamaba «mi secretario privado y confidencial». Fue por su intermedio que comenzó a escribirle a Saldías - calificado en sus escritos como «Angel protector» -, remitiéndole valiosos materiales para su Historia de la Confederación Argentina, obra pionera del naciente revisionismo histórico.
Nunca le pasó inadvertido, ni en los días de su vejez, el infausto aniversario de Caseros. El 3 de febrero de 1892 le manifiesta a Reyes: “Te escribo en este día, aniversario de tanta fatalidad para nosotros. Quien todo lo dispone, así lo quiso, sigamos sometidos a su divina voluntad. Se cumplen hoy 41 años, iOh Reyesi Y estamos hoy mejor que entonces? “.“Yo Reyes, nací para sufrir por todos y con todos. Mi carácter nunca fue propicio a mi felicidad”.
Poco después y ya en Londres, le entregará a Adolfo Saldías el archivo completo de su padre. Su último aporte a los argentinos, fue la donación del sable que el general José de San Martín le había legado a Don Juan Manuel en su testamento.
Se ha dicho que Manuelita volvió a Buenos Aires en 1886, temporalmente. No fue así. Nunca regresó a su adorada patria.
Manuelita falleció en la capital británica el 17 de septiembre de
1898.

Bibliografía:
• Manuelita Rosas y Antonino Reyes “El olvidado epistolario”
• Mármol, José “Amalia”
• Sáenz Quesada, María “Mujeres de Rosas”
• Sánchez Zinny, E. F. “Manuelita de Rosas y Ezcurra”

159° Aniversario del paso a la Inmortalidad del Libertador, Gral. don José de San Martín -Presente-

Con motivo del 159° Aniversario del fallececimiento del "Padre de la Patria", y en representación de todos aquellos que contribuyen con éste espacio de difusión, es que publicamos el siguiente documento, gentileza de "La Gazeta Federal".
No es otra cosa que el Testamento del Gral. San Martín. En el Art. 3ro de dicho documento, San Martín "lega" su Sable Libertador -aquel que lo acompañó en toda la campaña emancipadora- al Brigadier General don Juan Manuel de Rosas.
Éste acto de nobleza no es otra cosa que el "más importante reconocimiento" que El Restaurador de las Leyes recibiera en su vida, como bien él mismo lo apuntara más adelante.
Creo más que necesario transmitir este documento. Creo, asimismo, que por una cuestión "cronológica" éste el momento adecuado...



TESTAMENTO DEL LIBERTADOR SAN MARTÍN



En el nombre de Dios Todopoderoso, a quien reconozco como Hacedor del Universo: Digo yo, José de San Martín, Generalísimo de la República del Perú y fundador de su libertad, Capitán General de la de Chile y Brigadier General de la Confederación Argentina que, visto el mal estado de mi salud, declaro por el presente testamento lo siguiente:

1°. Dejo por mi absoluta heredera de mis bienes habidos y por haber, a mi única hija, Mercedes de San Martín, actualmente casada con Mariano Balcarce.

2°. Es mi expresa voluntad el que mi hija suministre a mi hermana María Helena, una pensión de mil francos anuales y, a su fallecimiento, se continúe pagando a su hija Petronila, una de doscientos cincuenta hasta su muerte, sin que para asegurar este don que hago a mi hermana y sobrina, sea necesaria otra hipoteca que en confianza, la que me asiste, de que mi hija y sus herederos cumplirán religiosamente ésta, mi voluntad.

3°. El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido, al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataron de humillarla.

4°. Prohíbo el que se me haga ningún género de funeral y, desde el lugar en que falleciere, se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía el que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires.

5°. Declaro no deber ni haber jamás debido nada a nadie.

6°. Aunque es verdad que todos mis anhelos no han tenido otro objeto que el bien de mi hija amada, debo confesar que la honrada conducta de ésta y el constante cariño y esmero que siempre me ha manifestado, han recompensado con usura todos mis esmeros haciendo mi vejez feliz, y le ruego continúe con el mismo cuidado y contracción la educación de sus hijas (a las que abrazo con todo mi corazón), si es que, a su vez, quiere tener la misma feliz suerte que yo he tenido. Igual encargo hago a su esposo, cuya honradez y hombría de bien no ha desmentido la opinión que había formado de él, lo que me garantiza continuará haciendo la felicidad de mi hija y nietas.

7°. Todo otro testamento o disposición anterior al presente queda nulo y sin ningún valor.Hecho en París, a veintitrés días de enero del año mil ochocientos cuarenta y cuatro y escrito, todo él, de mi puño y letra. José de San Martín

ARTÍCULO ADICIONAL:Es mi voluntad el que el estandarte que el bravo español Don Francisco Pizarro tremoló en la conquista del Perú, sea devuelto a esta república (a pesar de ser una propiedad mía), siempre que sus gobiernos hayan realizado las recompensas y honores con que me honró su primer Congreso.José de San MartínEs copia del original, que queda depositado en el archivo de esta Legación. París, 28 de septiembre de 1850. – Mariano Balcarce.

Nota:Este texto está ajustado a la normativa lingüística actual para facilitar la lectura del manuscrito original.

- Gentileza de la Fundación Ramón Carrillo
- La Gazeta Federal http://www.lagazeta.com.ar/

viernes, 7 de agosto de 2009

Actividades del mes de Agosto de 2009

Actividades a desarrollarse en el
Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas
Montevideo 641, Capital Federal



La COMISIÓN PERMANENTE DE HOMENAJE A JUAN FACUNDO QUIROGA realizará las siguientes actividades:
“XLVIII Seminario dedicado a los Caudillos Federales: Simbolismo, mística y religión”


Miércoles 12 de agosto 19,30 hs
"Filosofía y religión en la época de Rosas" por la Dra. Celina Lértora Mendoza

Jueves 13 de agosto 19,30 hs.
"Simbolismo y mística en los Caudillos" por el Lic. Nicolás Carrizo


- Entrada libre y gratuita –
Se entrega certificado de asistencia
Montevideo 641 Capital Federal
institutorosas@cultura.gov.ar / comisionfacundoquiroga@gmail.com / restaurandolasleyes@gmail.com